Se fue y solo un pañuelo
como recuerdo me entregó,
causa de mi anhelo,
invierno triste que llegó.
Caí en la cuenta;
en sus fibras diminutas,
pequeñas virutas
de tu perfume arrancó.
Tu perfume y un pañuelo,
oh, cruel, cruel destino,
de mi amor asesino,
escaso consuelo.
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